La masculinidad tóxica se define como un tipo de conductas represivas que se les impone a los hombres para designar su masculinidad; no llorar, ser el más fuerte, no fracasar, etc. Es un ideal masculino, un constructo social lleno de patrones y esquemas aprendidos desde la infancia, que busca negar cualquier rasgo de vulnerabilidad, afectividad, emocionalidad, etc., por considerarlo exclusivamente como rasgos femeninos.
¿Qué hacer para romper con estas creencias limitantes?
1. Lo primero es redefinir la masculinidad. Pregúntate: ¿qué es ser un verdadero hombre? ¿Ser un hombre es realmente lo que la sociedad me ha impuesto? ¡Atrévete a desafiar los patrones sociales que nos han impuesto acerca de lo que debemos ser o cómo debemos comportarnos para “ser hombres”!
2. Conversa sobre tus experiencias masculinas con otros hombres. Mantener un espacio de debate, y de conversación, donde todos se abran a sus emociones sin juicios, puede ser tremendamente liberador.
3. Permítete fracasar, llorar, perdonar a tus padres por los tratos duros o frases ofensivas de la infancia. Permítete ser vulnerable.
4. Ve películas, lee libros, infórmate acerca del tema. Escucha a otras personas hablar de sus inquietudes, sobre sus miedos, acosos o experiencias de maltrato sufridas por otros hombres con masculinidad frágil para que puedas empatizar con sus experiencias y conocer más acerca de esto desde otra perspectiva.
5. Sana tu niño interior. Estas creencias limitantes sobre la masculinidad te han sido impuestas desde niño. Seguramente te decían cosas como “Los niños no lloran”, “Los niños no juegan con muñecas” “Los niños deben pelear para defenderse”. Son patrones de conducta que incluso tus padres lo aprendieron de generaciones anteriores y eso es lo que han reproducido en ti. Ya es hora de que como parte de una nueva generación comiences a replantearte estos esquemas y dejes de reproducirlos en tus hijos.