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Aunque la sal es uno de los condimentos más comunes en la cocina, eliminarla por completo de tu dieta podría tener efectos inesperados en tu salud. Si bien un consumo excesivo de sal está relacionado con problemas como la hipertensión o la retención de líquidos, dejar de consumirla del todo tampoco es la mejor opción.
Cuando eliminas por completo el sodio (el componente principal de la sal), tu cuerpo puede comenzar a experimentar varios cambios. Uno de los primeros síntomas puede ser la fatiga, ya que el sodio ayuda a regular el equilibrio de líquidos y la presión arterial. Además, podrías notar mareos o debilidad muscular debido a un desequilibrio electrolítico.
También es posible que experimentes una disminución en la presión arterial, lo cual podría parecer algo positivo, pero si baja demasiado, podrías sentirte decaído o con poca energía. En algunos casos, también puede haber dolores de cabeza, náuseas e incluso confusión mental.
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La sal no es tu enemiga, pero tampoco tu mejor amiga si se consume en exceso. Lo ideal es encontrar un punto medio: consumir la cantidad necesaria para que tu cuerpo funcione correctamente, sin caer en excesos que puedan poner en riesgo tu salud.
La clave está en el equilibrio. No se trata de eliminarla, sino de consumirla de forma consciente:
- Elige sal marina o sal del Himalaya, que contienen minerales adicionales.
- Evita alimentos ultraprocesados, ya que contienen grandes cantidades de sal "oculta".
- Usa especias y hierbas naturales para dar sabor a tus comidas sin abusar de la sal.
- Lee etiquetas: muchos productos "saludables" tienen más sodio del que imaginas.
Algunos alimentos contienen sodio de forma natural, aunque en menores cantidades que la sal añadida:
- Lácteos (leche, yogur, queso): contienen sodio natural.
- Carnes y pescados frescos: tienen pequeñas cantidades de sodio sin necesidad de ser procesados.
- Huevos
- Vegetales como apio, remolacha y acelga
- Algas marinas: ricas en minerales, incluido el sodio (se usan mucho en la cocina asiática).
El sodio también es un electrolito, así que puedes reponerlo mediante bebidas caseras que lo contengan naturalmente: como agua de coco y frutas con alto contenido en agua como sandía, melón, naranjas y fresas.
La mayoría de las personas consume más sal de la recomendada, sobre todo por alimentos procesados como snacks, embutidos, salsas industriales y comidas rápidas, por lo tanto, un alto consumo de sodio puede aumentar el riesgo de desarrollar presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares, retención de líquidos e incluso daño renal a largo plazo. Por eso, se recomienda moderar su consumo.
Ya lo sabes, ni mucha, ni nada, el cuerpo necesita una pequeña cantidad de sal para funcionar correctamente, pero siempre en equilibrio. Opta por una dieta variada, rica en alimentos frescos, y limita el consumo de productos industrializados.