Hoy me pasaron dos situaciones muy parecidas, pero al mismo tiempo tan diferentes:
La primera situación fue en una junta de consejo donde revisamos los estados financieros y no sabíamos si el margen bruto de la empresa era competitivo, así que pedimos un análisis de compañías similares para lograr tener un punto de comparación. De la misma forma, surgió también comparar precios de los productos principales con la competencia, para ver qué tanto podemos subirlos y mejorar el margen sin afectar las ventas. Este ejercicio de comparación con la competencia, conocido como Benchmarking, puede ser muy valioso si se hace correctamente.
La segunda situación fue justo saliendo de esa junta. Al estar cenando con uno de los consejeros, me compartió que su esposa no estaba satisfecha con su camioneta ni con su nivel de viajes. Le parecía que no eran suficientemente buenos. Al preguntarle, ¿En qué se basaba? Su respuesta fue que la esposa de otro socio de la empresa tenía mejor vehículo que ella y que hacía viajes más costosos que ellos. No pude dejar de hacer la analogía con el Benchmarking empresarial de la junta de consejo, solo que este Benchmarking personal, me pareció completamente autodestructivo.
El mismo ejercicio con implicaciones tan diferentes.
¿Por qué uno es tan positivo y el otro es tan negativo?
1.- En las empresas, mejorar indicadores como la rentabilidad a través del Benchmarking será bueno siempre, ya que este objetivo es común e inobjetable para todas las organizaciones. En las personas, el objetivo en la vida debería de ser la felicidad, sin embargo, normalmente las comparaciones con los demás radica en temas materiales. Es tan común como destructivo confundir la felicidad con la comodidad como objetivo de vida. Establecer tus áreas de mejoras en función de alguien mas, es como intentar vivir la vida de alguiem mas.
2.- En las empresas, al compararnos con otras, siempre salimos ganando, ya que acabamos teniendo más información que antes y esto nos ayuda a crecer por medio de la innovación de nuestros productos e implementación de nuevos procesos y herramientas; pero en la comparación con alguna otra persona siempre perderemos, ya que está basada en inseguridades. Si en la comparación “ganamos”, pecamos de soberbia, pero si “perdemos”, nos sentimos frustrados y perdemos mucho, como orgullo, autoestima, pasión etc. Las comparaciones se interponen en el camino, no agregan valor, significado o alegría a la vida, simplemente se lo quitan.
3.- Un benchmarking empresarial se realiza con los competidores líderes, los de referencia que nos pueden ayudar a seguir su ejemplo ya sea en producto, canales de venta, precios, servicio a clientes, comunicación, material de venta, etc. Desgraciadamente a nivel personal tendemos a hacer lo mismo, compararnos con quien consideramos es mas éxitoso, famoso, rico o hasta feliz que nosotros. Esa ruta es de ansiedad y depresión. Sobre todo si la referencia son las redes sociales, las cuales ofrecen una versión superlativa de las personas.
En mi experiencia como consultor, me ha tocado ver que el buen benchmarking, el empresarial, se realiza con menor frecuencia de la necesaria y el malo, el personal, desafortunadamente mucho más.
Busca tu propia felicidad, pero no lo hagas hacia afuera, busca dentro de ti. Las cosas que te hacen feliz son gratis y están a tu alrededor.
Entonces, ¿existe alguna manera productiva de realizar un Benchmarking personal? Claro que sí, pero con quien debes de compararte es contigo mismo. Tienes que definir los aspectos importantes en tu vida que quieras cambiar y medir su evolución. Siendo cada día la mejor versión de ti mismo, te convertirás en la persona que decidas ser.
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