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Planificar los gastos del mes con anticipación ya no es una recomendación opcional, sino algo esencial para tener estabilidad económica. Elaborar un presupuesto detallado permite no solo saber en qué se va el dinero, sino también tomar decisiones conscientes que acercan a objetivos concretos: salir de deudas, ahorrar para emergencias o invertir en proyectos personales.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud Financiera del Inegi, el 53.2% de las personas lleva algún tipo de control sobre sus gastos.
Sin embargo, solo el 32.8% logra cumplirlo de manera efectiva. Esto revela que una gran parte de la población aún enfrenta dificultades para administrar bien sus recursos, muchas veces por errores comunes que pueden evitarse con una mejor organización.
Además de la falta de precisión, otro problema frecuente es no contemplar cambios en los ingresos o gastos del mes. Esto lleva a presupuestos rígidos, que se vuelven inútiles ante imprevistos. Por eso, los expertos recomiendan revisarlos de forma periódica, para poder ajustar sobre la marcha.
También es un error pensar que todo el dinero debe gastarse solo por el hecho de haberlo ganado. Este hábito, muchas veces justificado como un "premio al esfuerzo", puede conducir a una falta total de control financiero.
Un mal presupuesto puede dejar sin margen de ahorro, hacer que cada mes se dependa del crédito y generar una sensación permanente de escasez.
Los gastos hormiga –aquellos pequeños egresos casi imperceptibles– suelen pasar desapercibidos si no se lleva un registro cuidadoso.
Planear bien el dinero es más que una recomendación: es una estrategia concreta para vivir con mayor tranquilidad y autonomía financiera.