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En los últimos años, el auge de las instituciones financieras, las fintechs y las facilidades que ofrece la banca digital, han permitido mayor accesibilidad a créditos, que si bien es cierto puede ser un salvavidas, también implica un mayor endeudamiento.
Con tan solo un clic los consumidores obtienen préstamos y líneas de crédito de manera rápida y sencilla, en algunas ocasiones sin necesidad de una evaluación exhaustiva de su capacidad para reembolsar el dinero.
Esta accesibilidad, aunque tiene el potencial de estimular el consumo y la economía, conlleva el riesgo de que las personas acumulen deudas más allá de sus capacidades de pago, generando estrés financiero por la presión de pagos pendientes, especialmente cuando estos provienen de entidades de cobro, acreedores o financieras.
Los métodos de cobro, como las llamadas constantes, visitas domiciliarias, spam por medio de redes sociales, correo electrónico e incluso mensajes de texto, incrementan significativamente el estrés financiero. Tanto así que a mediados de octubre del año pasado, entró en vigencia la ley 2300 de 2023, también conocida como la ley “Dejen de Fregar”.
Esta normativa establece medidas para proteger el derecho a la intimidad de los consumidores en el país, regulando los canales, horarios y la frecuencia con la que las entidades financieras pueden contactar a los usuarios, reduciendo así el acoso constante.
La mejor manera de evitar estas situaciones es mediante la prevención a través de la educación financiera. Elaborar presupuestos, fomentar el ahorro y usar el crédito de manera responsable son prácticas fundamentales para mantener una salud financiera sólida.