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Estados Unidos ha revocado visas a múltiples personalidades mexicanas e internacionales, causando revuelo en los medios y cancelaciones en sus agendas. Este fenómeno, que afecta desde cantantes hasta políticos, refleja la compleja relación entre la política migratoria estadounidense y el mundo del espectáculo y la cultura.
El cantante de música regional mexicana, Julión Álvarez, se convirtió en uno de los rostros más notorios de esta situación. En abril de 2024, el artista tuvo que cancelar una presentación en Texas tras la revocación de su visa y la de sus músicos.
Aunque Álvarez no recibió explicación directa,en 2017 el Departamento del Tesoro lo incluyó en una lista de personas presuntamente vinculadas al narcotráfico. Esto no solo le cerró las puertas a Estados Unidos, sino que provocó la eliminación temporal de su música en plataformas digitales.
El grupo también vio revocadas sus visas tras proyectar, durante un concierto, la imagen de "El Mencho", líder del CJNG. Christopher Landau, subsecretario de Estado, justificó la decisión señalando que "la expresión no queda libre de consecuencias". La medida refleja cómo el contenido artístico puede influir en decisiones diplomáticas.
A sus 86 años, el veterano cantante Lorenzo de Monteclaro tuvo que suspender tres conciertos por complicaciones con su visa. Aunque no se ha confirmado si esta fue revocada, el caso ilustra cómo la tramitología puede frenar incluso a leyendas del género.
Artistas como Natanael Cano, Luis R Conriquez, Alfredo Olivas y Grupo Firme han enfrentado restricciones no confirmadas, presuntamente por las temáticas de sus canciones. La popularidad de los corridos tumbados ha despertado preocupación en las autoridades estadounidenses, en un contexto donde la música regional mexicana cruza fronteras... pero no siempre las aduanas.