Los Centros Estatales de Reinserción Social (CERESOS) de Veracruz obtuvieron una calificación promedio de 6.31 en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2024, elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
El diagnóstico reveló problemas en la infraestructura, como deterioro en áreas médicas, dormitorios y espacios para actividades educativas y deportivas. También se identificaron carencias en programas de reinserción social y atención a grupos vulnerables, incluyendo a personas adultas mayores y aquellas con necesidades específicas.
Una de las deficiencias más señaladas fue la falta de separación adecuada entre procesados y sentenciados, lo que contraviene estándares básicos de operación penitenciaria. Asimismo, los programas de prevención y tratamiento de adicciones fueron catalogados como insuficientes, limitando las posibilidades de rehabilitación para los internos.
A pesar de los problemas señalados, el documento destacó algunos avances, como la ausencia de cobros ilícitos dentro de los centros y una atención adecuada a personas que viven con VIH/SIDA. También se reconocieron esfuerzos en la capacitación del personal penitenciario y la creación de comités técnicos para la gestión interna.
De los CERESOS evaluados en Veracruz, Jalacingo obtuvo la calificación más alta con 7.10, mientras que el centro de Pánuco registró la más baja, con 6.02. Otros resultados incluyeron a Chicontepec con 6.06, Huayacocotla con 6.35, Ozuluama con 6.11, Poza Rica con 6.06 y Tantoyuca con 6.49.
En el ámbito nacional, el diagnóstico evaluó 145 centros estatales, 14 federales y tres prisiones militares. Veracruz se encuentra en un rango intermedio en comparación con otras entidades del país.