Moisés llegó a su casa; se sentó en su sala y se reencontró con su familia después de permanecer más de mes y medio en prisión, detenido por error y acusado de un crimen que no cometió.
Moisés Álvarez Pérez, el albañil veracruzano que el 22 de junio de 2022 fue detenido por un error de la Interpol en Veracruz anoche durmió en su cama.
Una cama hace la diferencia cuando los últimos 45 días se han pasado en una celda fría, durmiendo sobre una plancha de cemento dentro del Reclusorio Sur, en la Ciudad de México.
Moisés entró a su casa, abrazó a sus hijos, pero una noticia le irrumpió el momento. Janet había guardado por mes y medio un secreto para poder mantener a Moisés en calma.
El mayor de sus hijos murió de un infarto fulminante tras la presión por saber que la Interpol se había llevado a su papá.
“Ya estaba contento de que había regresado con mis hijos, pero llegamos aquí y me dice mi esposa: te tengo una mala noticia. Le digo: ya dime al grano, mis chiquillos se quedaron aquí solos...
"Ya cuando me dijo que mi hijo se había muerto. Le digo: pero cómo se va a morir mi hijo si no lo pude ver ya, ni lo enterré ni nada, ni lo abracé”, lamenta Moisés entre lágrimas.
Su voz se enreda entre sollozos. Aprieta las manos para contenerse y recuerda los días que pasó en una celda.
Aquellos donde sus cuatro compañeros le decían que qué haría si no podían comprobar su inocencia y lo extraditaban a Texas para pagar el crimen de Moisés Pérez Álvarez, el latino que mató a su exnovia en 2009 en Estados Unidos, y con el que lo confundieron al momento de su detención.
“A veces me la pasaba llorando en las noches y le pedía a Dios… otras veces hacía mis cosas que tenía que hacer y así se me pasaba el día”, narra Moisés Álvarez desde la sala de su casa.
Tras la intervención del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, Moisés Álvarez Pérez recuperó su libertad.
Su familia ha presentado una denuncia contra la Interpol. Sin embargo, al volver a Veracruz y enfrentarse al día a día en su casa tienen miedo, ahora no saben si continuarán con el proceso.
El temor más grande es ser víctimas de represalias y, después de lo vivido, solo quieren vivir en paz.