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Este 15 de mayo en México miles de personas dedicadas a la enseñanza están de fiesta ya que en este día se celebra el Día de Maestro, fecha que busca reconocer su labor y vocación de enseñanza en todos los niveles, desde preescolar hasta universitario.
Y si bien hay muchas imágenes que nos vienen a la mente al escuchar las palabras maestra o maestro hay una que seguramente sobresale: una pila de libros y sobre ellos una manzana que seguramente algún alumno le obsequió.
Pero, ¿de dónde surgió la tradición de regalarle una manzana a las y los docentes? Trataremos de dar una respuesta a esa pregunta a continuación.
Según diversas fuentes, la costumbre de regalar una manzana a las y los maestros tendría su origen en los siglos XVIII y XIX en Europa y los Estados Unidos, cuando los docentes, en especial en zonas rurales o alejadas recibían salarios muy bajos o incluso trabajaban sin un sueldo fijo.
Las familias de las y los estudiantes, para compensar su esfuerzo, les enviaban alimentos, destacando las manzanas que eran abundantes y bastante duraderas.
Esta práctica se fue generalizando en diversos países europeos, llegando con el tiempo a México en donde durante buena parte del siglo XX se acostumbraba llevar una manzana no solo como alimento, sino como muestra de respeto a las y los educadores.
Cabe recordar que la manzana ha sido adoptada como un símbolo de conocimiento y sabiduría; en La Biblia, por ejemplo, este fruto es el que emana del árbol del conocimiento.
Otra anécdota que liga a las manzanas con el conocimiento tiene que ver con Isaac Newton, quien habría sido inspirado por la caída de una manzana para formular la teoría de la gravedad.
Con el paso de los años la costumbre de regalar una manzana a nuestros profesores se ha ido perdiendo, aunque hoy día se busca reconocer su labor de otras maneras, tanto por las autoridades educativas como por las familias de las y los pequeños que son formados en las aulas.