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El término deepfake proviene de la combinación de "deep learning" (aprendizaje profundo) y "fake" (falso). Se trata de una tecnología que utiliza algoritmos de inteligencia artificial para generar contenido falso —principalmente videos, imágenes o audios— que simulan ser reales con una precisión inquietante.
Aunque esta técnica ha sido usada para fines artísticos o recreativos, su uso malicioso ha comenzado a causar daño real.
La streamer mexicana Alana Flores es uno de los casos más recientes. Una imagen íntima falsa, generada mediante inteligencia artificial, fue difundida en redes sociales, afectando su privacidad y reputación.
Lejos de quedarse en silencio, Alana ha anunciado acciones legales contra el presunto autor del contenido, a quien logró identificar a pesar de que este intentó borrar su rastro en la plataforma X (antes Twitter).
El caso de Alana no es aislado. A medida que las tecnologías de inteligencia artificial avanzan, también lo hacen sus usos indebidos. México aún carece de una legislación específica que regule el uso de deepfakes con fines maliciosos.
Alana Flores denuncia uso de deepfake en imágenes íntimas https://t.co/3D0xsGAOBY pic.twitter.com/rkHSbojRNt
— PacoZeaCom (@PacoZeaCom) May 30, 2025
Casos como el del estudiante del IPN, detenido por manipular imágenes de sus compañeras para convertirlas en contenido sexual, y el de la senadora Andrea Chávez, víctima también de una imagen falsa, evidencian un patrón preocupante.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha propuesto revisar y actualizar la Ley Olimpia, con el objetivo de tipificar penalmente el uso de inteligencia artificial para la creación y difusión de contenido sexual falso.
"Aunque ya es grave usar la tecnología para mentir, lo es aún más cuando se usa para afectar a una persona"
El impacto psicológico y social de los deepfakes es profundo. La historia de Alana Flores es un llamado urgente a tomar en serio los riesgos de la inteligencia artificial cuando se convierte en herramienta de acoso, violencia digital y suplantación.
Legislar no es opcional: es una necesidad para proteger la dignidad y seguridad de todas las personas.