Las personas que suelen acostarse tarde tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar diabetes tipo 2, de acuerdo con un estudio presentado en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) en Madrid.
Los noctámbulos tienen una mayor propensión a acumular grasa visceral y hepática, además de un índice de masa corporal (IMC) más elevado, lo que aumenta las probabilidades de sufrir trastornos metabólicos.
El estudio, liderado por Jeroen van der Velde, del Centro Médico de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, analizó a más de 5,000 personas para investigar la relación entre el cronotipo (el patrón de sueño preferido), la distribución de la grasa corporal y la diabetes tipo 2.
Los participantes fueron clasificados en tres grupos: cronotipo temprano, cronotipo intermedio y cronotipo tardío.
El análisis reveló que aquellos con un cronotipo tardío, es decir, los que se acuestan y despiertan más tarde, presentaban un 46% más de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con los cronotipos intermedios.
Aunque se sabe que los noctámbulos tienden a llevar un estilo de vida menos saludable, con mayor consumo de tabaco, dieta menos equilibrada y menor actividad física, los investigadores concluyeron que estos factores no explican completamente el mayor riesgo de diabetes tipo 2.
El desajuste circadiano, provocado por la falta de sincronización entre los hábitos de sueño y los horarios sociales y laborales, parece desempeñar un papel importante en el desarrollo de esta enfermedad.
El estudio también examinó el riesgo en personas con cronotipo temprano, encontrando que su riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 no es significativamente mayor que en aquellos con un cronotipo intermedio.
Empero, los noctámbulos presentaron, además de un IMC más elevado, mayor circunferencia de cintura y una mayor acumulación de grasa visceral y hepática, lo que podría explicar su predisposición a la enfermedad.