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¿Cuándo se acabará el mundo? Es una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez, sobre todo en los últimos años en que pareciera que todo se alinea hacia un inevitable final.
Sin embargo, según científicos, el fin del mundo como lo conocemos ya tendría fecha; y no hablamos de predicciones, sino de un número que es resultado de diversos modelos matemáticos avanzados y que ya han puesto a pensar a más de uno.
Un estudio de la Universidad de Toho en Japón, en colaboración con la NASA, revelaron la fecha en la que, según sus investigaciones, terminaría el mundo.
Si bien esto podría sonar un poco fatalista la realidad es que la fecha del fin del mundo no está tan cerca como lo puedes imaginar; el mundo, según datos matemáticos, no terminaría ni en los próximos 100 años ni en los siguientes 500 años.
La fecha estimada para el fin del mundo sería en el año 1.000.002.021; esta cifra está basada en modelos y simulaciones de gran escala para predecir cómo evolucionaría la atmósfera terrestre en los próximos años.
Tomando en cuenta este análisis, la atmósfera de nuestro planeta cambiará debido a que se perderá la capacidad de sostener la fotosíntesis, sin lo cual no habrá producción de oxígeno, por lo que la vida en la Tierra ya no será posible.
Los efectos del cambio en nuestra atmósfera comenzarán a sentirse en aproximadamente 10 mil años; a la par, la actividad solar también jugará un papel clave, pues un aumento en la luminosidad del Sol podría afectar la presencia de CO2 en la atmósfera, molécula clave para la fotosíntesis y la producción de oxígeno.
Esto provocará una reacción en cadena que derivará en que la Tierra se convierta poco a poco en un sitio desierto; la capa de ozono también se perderá paulatinamente, exponiendo a los seres vivos que aún queden a niveles letales de radiación solar.
Para los especialistas, más que ser un mensaje alarmista, es una señal para plantearse nuevamente lo vulnerables que son todos los seres vivos que compartimos el planeta, haciendo urgente la necesidad de cuidar nuestro medio ambiente.
Y mientras no exista la posibilidad real de encontrar un planeta que pueda sustentar vida y podamos migrar hacia el mismo, es imprescindible mantener los pies en la Tierra y pensar qué podemos hacer para mejorar este espacio que por ahora es lo único que tenemos.