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En 2024, México experimentó su peor año en materia de deforestación desde que existen registros comparables. Un total de 9.2 millones de hectáreas de selvas y bosques primarios —ecosistemas clave para el clima global y la biodiversidad— fueron arrasados, principalmente por incendios, según un nuevo informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés).
El país se ubicó entre las diez naciones con mayor pérdida de bosques tropicales primarios en todo el mundo, acompañado por Nicaragua, Guatemala, Belice y Guyana, también afectados severamente por la crisis climática y el cambio en el uso del suelo.
Los incendios forestales fueron la principal causa de esta catástrofe ambiental. En conjunto, estos siniestros destruyeron cerca del 60 % de la cobertura forestal primaria perdida en México y otras naciones de la región.
En el caso mexicano, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) reportó más de 8,000 incendios forestales en 2024.
La combinación de altas temperaturas, sequías prolongadas y falta de estrategias efectivas de prevención agravó los escenarios en estados del sureste como Campeche y Quintana Roo, donde la deforestación alcanzó su punto más crítico.
El avance del fuego no fue el único responsable de la devastación. De acuerdo con el informe, la expansión de la agricultura comercial, especialmente la ganadería y el cultivo de soja, también ha contribuido significativamente a reemplazar la cobertura natural.
Un fenómeno que preocupa especialmente es el de los sistemas de monocultivo impulsados por comunidades menonitas, cuya presencia ha crecido en el sur de México. Estas prácticas agrícolas intensivas están sustituyendo grandes extensiones de selva tropical por terrenos productivos, generando cambios profundos en el equilibrio ecológico regional.
El WRI estima que la mitad de la deforestación de México en 2024 tuvo lugar en esas dos entidades del sureste, donde el avance agroindustrial no ha sido acompañado por marcos regulatorios eficaces.
A escala mundial, la pérdida de bosques tropicales avanzó a razón de 18 campos de fútbol por minuto. Solo en 2024, este fenómeno generó 3.1 gigatoneladas de emisiones de gases de efecto invernadero, cifra que supera la huella de carbono anual de la India derivada del uso de combustibles fósiles.
Aunque los incendios fueron la principal causa, el reporte advierte que la tala ilegal y la conversión de tierras forestales a usos agrícolas aumentaron un 14 % respecto al año anterior.
Estos datos representan un serio revés a los compromisos firmados en la Declaración de Líderes de Glasgow de 2021, donde más de 140 países, incluyendo México, se comprometieron a detener y revertir la pérdida de bosques para 2030.
A solo cinco años de ese objetivo, las cifras evidencian que las promesas aún no se traducen en acciones efectivas.