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¿Negligencia? Experto revela qué ocurrió en el buque Cuauhtémoc
*Accidente presuntamente obedeció a una "tormenta perfecta" de factores humanos y medioambientales*
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El 17 de mayo de 2025, el buque escuela ARM Cuauhtémoc, destinado a la formación de cadetes de la Armada de México, sufrió un grave accidente al colisionar con el puente de Brooklyn en Nueva York.
La embarcación de tres mástiles, con 277 tripulantes a bordo, zarpó de Pier 17 en Manhattan alrededor de las 20:20 horas y, apenas minutos después, quedó a merced de la corriente y el viento en el East River.
Una combinación de elementos —corrientes de hasta seis nudos, rachas de viento de cerca de 18 km/h— y una maniobra en reversa que no respondió como se esperaba, arrastraron al navío hacia la base del puente, provocando el colapso de sus mástiles superiores y la muerte de dos cadetes mexicanos.
Según el análisis de expertos navales, el accidente obedeció a una "tormenta perfecta" de factores humanos y medioambientales.
- Una investigación preliminar de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de Estados Unidos sugiere que el Cuauhtémoc pudo haber salido de control tras una falla en el sistema de propulsión: el timón no respondió al cambio de marcha, dejando al barco en reversa mientras la corriente lo empujaba contra la estructura del puente.
Al mismo tiempo, el remolcador de la compañía McAllister Towing que asistía al buque no estaba adecuadamente fijado al casco, lo que limitó su capacidad para frenar la deriva del velero. Varios testimonios coinciden en que, de haber existido una conexión firme entre remolcador y navío, la colisión tal vez se habría evitado.
Por otro lado, las autoridades mexicanas han señalado que, conforme a las normas de navegación locales, la maniobra de salida de puerto estuvo a cargo de un piloto de la Guardia Costera de Nueva York.
- El almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, secretario de Marina, confirmó que este especialista disponía de apenas 80 a 90 segundos para guiar el velero desde el muelle hasta aguas abiertas, un lapso que, según el gobierno mexicano, resulta insuficiente para ejecutar maniobras complejas en un río con corrientes cambiantes y espacio limitado.
El reducido margen de tiempo ha reavivado el debate sobre la idoneidad de los protocolos de paso y la necesidad de evaluar si el piloto contaba con la "ventana necesaria" para maniobrar con seguridad.
- A la par, un capitán retirado que participó en la gira de instrucción calificó la situación como una falla de coordinación: el plan de zarpe no contemplaba un segundo remolcador de seguridad ni un procedimiento claro para emergencias inmediatas.
De acuerdo con fuentes consultadas por Infobae, el programa contemplaba la asistencia de un solo remolcador y no había previsto un protocolo de "maniobra de contingencia" ante posibles desperfectos en el sistema de gobierno (timón y hélices).
Este punto pone sobre la mesa la posibilidad de negligencia en la planificación de la travesía y la ejecución de las maniobras, al subestimar tanto el caudal del East River como los vientos predominantes en la zona.
El impacto no dañó la estructura del puente, pero dejó daños visibles en los mástiles del Cuauhtémoc y causó 22 heridos, cuatro de ellos en estado crítico.
Además de los dos cadetes fallecidos, numerosos marinos resultaron contusionados por la caída de madera y aparejos.
Inmediatamente después del choque, la Armada de México coordinó con las autoridades de Nueva York la evacuación y atención médica de los heridos, y dispuso el retorno de los cuerpos de los cadetes caídos a México para su repatriación y homenaje.
En respuesta al incidente, la NTSB, en colaboración con la Guardia Costera, mantiene abierta una investigación que podría prolongarse hasta dos años antes de emitir un informe completo.
Entre los aspectos revisados figuran el estado de los sistemas de propulsión, la capacitación del piloto externo, la adecuación de los protocolos de remolque y la comunicación entre el buque y la maniobra de asistencia..
¿Hubo negligencia en la planificación de la maniobra? ¿fueron adecuados los tiempos y recursos asignados al piloto? ¿se respetaron los protocolos de seguridad para un buque de tres mástiles en un escenario urbano?
Las respuestas a estas interrogantes serán clave para evitar que una embarcación naval vuelva a sufrir un accidente de igual magnitud.
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