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A unos metros del bullicio cotidiano, donde adolescentes se preparan para labrarse un futuro, la sombra del narcomenudeo se ha vuelto parte del paisaje. En el CBTIS 13, ubicado en la colonia Progreso Macuiltepetl, no es extraño ver ambulancias a la entrada o escuchar rumores sobre jóvenes intoxicados. La escena más reciente ocurrió hace solo unos días: cinco estudiantes fueron retirados en camillas tras consumir una sustancia que aún no ha sido identificada oficialmente.
Aunque este episodio sacudió a padres y alumnos, lo cierto es que no es nuevo. Desde hace al menos ocho años, este plantel ha sido blanco de grupos que operan con total impunidad. Afuera del colegio, en las calles cercanas, individuos identificados como vendedores de droga interceptan a estudiantes de ambos turnos. Los obligan, bajo amenaza, a comprar sustancias que luego deben consumir o distribuir entre sus compañeros.
"Si no compran, los amenazan con golpearlos o llamar a sus padres para acusarlos de ser dealers", relata un padre de familia, que pidió el anonimato por miedo a represalias.
Los jóvenes, sin muchas opciones, optan por el silencio o incluso por dejar sus estudios. Algunos padres han comenzado a alzar la voz, pero la mayoría prefiere mantenerse al margen. "No queremos poner en riesgo a nuestros hijos, pero esto ya se salió de control", expresó una madre visiblemente angustiada.
De acuerdo con testimonios recabados, directivos del plantel han preferido no hablar del tema. Padres denuncian que intentaron ocultar el reciente caso de intoxicación hasta que uno de ellos filtró la información a medios locales. Las autoridades educativas han evitado declaraciones públicas.
Hace algunos años, elementos de Seguridad Pública montaron un operativo apoyado por videovigilancia para frenar a los vendedores, logrando algunas detenciones. Sin embargo, esa vigilancia se desmanteló sin explicación, y desde entonces no se ha reportado ninguna captura relevante en las inmediaciones del CBTIS 13.
La presencia del narcomenudeo no se limita a este plantel. Padres mencionan que el problema también ha alcanzado al Tecnológico de Xalapa y al CETIS de Banderilla, lo que refleja una red que va más allá de un solo punto.