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Esta mañana, un residente de la colonia Bella Vista encontró su vehículo con la ventanilla trasera hecha añicos. El daño no fue un accidente: fue obra de ladrones que, con absoluta impunidad, reventaron el cristal para robar los objetos de valor que se encontraban dentro del automóvil.
El incidente ocurrió sobre la calle Martín Torres, en un horario donde la mayoría de los vecinos apenas salen rumbo al trabajo.
Fue precisamente en ese momento cuando el dueño del vehículo, al intentar abordar su unidad, se topó con el panorama desolador: vidrios rotos, la puerta forzada y la certeza de haber sido víctima de un crimen más que es cotidiano en esta zona de la capital veracruzana.
Aunque a simple vista puede parecer un robo menor, los llamados cristalazos se han convertido en una práctica frecuente y cada vez más violenta en colonias como Bella Vista. No es sólo una cuestión de delincuentes solitarios y esporádicos; muchos vecinos apuntan a grupos que recorren la zona con la seguridad de que no habrá represalias ni vigilancia que los detenga.
Los robos a vehículos en esta colonia ya no sorprenden a nadie. Pocos se atreven a denunciar y muchos ni siquiera llaman a la policía, conscientes de que lo más probable es que no haya respuesta.
A pesar del hartazgo ciudadano, no se ha reforzado la seguridad, y los testimonios de vecinos coinciden en que las patrullas brillan por su ausencia.
Hasta el momento, no se ha confirmado si la víctima acudió a presentar denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado. La impunidad, como en muchos otros casos, se impone como una constante.
La colonia Bella Vista, ubicada al sur de la ciudad, ha sido señalada repetidamente como un punto rojo por la frecuencia de robos a casas, vehículos y transeúntes.
No obstante, las autoridades locales parecen seguir ajenas a la urgencia de atender una zona que clama por presencia policial y estrategias reales de prevención.