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Miguel Guerrero Pimentel, mejor conocido como "El Chagüi", era un personaje habitual en las calles de Xalapa.
Vecinos de la zona lo identificaban fácilmente: siempre estaba merodeando por el Ágora, parque Juárez, Enríquez, callejón del Diamante zona del Dique, intercambiando palabras rápidas con los transeúntes.
Además que, según informes extraoficiales, ofrecía algunos enervantes a los consumidores del área.
Su figura ya era parte del paisaje urbano, hasta que la noche del domingo pasado su historia terminó abruptamente.
El cuerpo de Guerrero fue encontrado sin vida dentro de una habitación ubicada en el número 49 de la calle Allende, detrás del Ágora de la Ciudad. El lugar que había sido su refugio en los últimos meses se convirtió en la escena de su asesinato.
Tenía un balazo en la cabeza. Hasta el momento, la Fiscalía no ha revelado detalles sobre posibles sospechosos o móviles del crimen.
Desde que ocurrió su muerte nadie ha reclamado los restos de "El Chagüi". Según se sabe, no tenía familia en Xalapa pues desde muy pequeño fue abandonado en un orfanato. Su historial incluye una temporada en una casa hogar.
Algunas personas han intentado asumir la responsabilidad de darle sepultura digna. Sin embargo, las autoridades negaron la entrega del cuerpo debido a la naturaleza violenta del fallecimiento.
De continuar sin ser reclamado, todo apunta a que el cuerpo de Guerrero Pimentel será enviado a una fosa común. La burocracia forense y la falta de vínculos familiares dejan al fallecido en una especie de limbo legal y humano.
Una muerte solitaria, y tal vez, un olvido aún más frío.