Intempestivamente las damas de rostros incógnitos se apoderaron del Centro Histórico de Veracruz, lo tomaron y se pasearon, como dueñas y señoras de la avenida Independencia.
Y nadie se opuso, quizás por temor de que se lo llevaran a las profundidades del silencio y la oscuridad.
Así, en un inusitado Carnaval de Catrinas, adultas y niñas dieron rienda suelta al folclor, el colorido textil y su destreza para bailar la música de los estados a los que representaban.
Veracruz, Chiapas, Yucatán, Oaxaca y otros se hicieron presentes, y sus mujeres tenían algo en común. Eran Catrinas, maquilladas con los tonos fúnebres de la muerte, no con temor, sino con el orgullo de sus tradiciones, como el Día de Muertos.
La procesión arrancó en la calle Ignacio López Rayón y dobló en la avenida Independencia, hasta el Zócalo de Veracruz.
Algunos caballeros de trajes negros participaron en la procesión.
Y las damas de fuego, ondeando las llamas en el aire, la luz universal.
Por todos lados emergían las imponentes Catrinas, las estrellas de la noche.
Las banquetas de la avenida Independencia se repletaron de familias y por unos momentos rememoraron aquellos lejanos tiempos cuando los carnavales se hacían en la avenida Independencia, el Zócalo, la Plaza de la República y el Parque Zamora.
Al final, las familias jarochas se dijeron contentas de que alguien le haya dedicado un espacio y volteado hacia el Centro Histórico, el verdadero corazón de Veracruz.
Fotos: Myriam Serrano.
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