Con el inicio oficial de la temporada navideña, los ranchos silvícolas de Las Vigas y sus alrededores se preparan para recibir a miles de visitantes que buscan llevar a casa un árbol natural para decorar durante las fiestas. Más de 35 ranchos en la región cercana a Xalapa están ofreciendo una amplia variedad de pinos.
Uno de los lugares más emblemáticos para adquirir un árbol es el rancho Hojas Anchas, ubicado en el camino a Valle Alegre. Este rancho, que este año inicia su vida productiva tras siete años de preparación, ofrece una experiencia completa que incluye el corte del árbol, recorridos por sus instalaciones y la oportunidad de disfrutar de la gastronomía local.
Además, los productores han implementado prácticas sustentables que garantizan la reforestación y preservación del ecosistema, haciendo de esta tradición no solo un acto festivo, sino también una actividad responsable con el medio ambiente.
En las faldas del Cofre de Perote, una tradición florece, cuidada por manos que han trabajado durante años para darle forma al espíritu navideño.
Aquí, en los ranchos silvícolas de Las Vigas, cerca de Xalapa, los árboles no solo crecen: se convierten en símbolos de reunión familiar, de la magia que envuelve a los hogares veracruzanos durante las fiestas decembrinas.
La venta de árboles de Navidad comenzó oficialmente, con el corte simbólico del primer pino en el rancho Hojas Anchas. Este lugar, que guarda siete años de paciencia y cuidado, abrió sus puertas como parte de los 35 ranchos que este año ofertarán más de 45 mil pinos.
Especies como el oyamel y las variedades Douglas y Vikingo esperan a quienes buscan una Navidad con aroma a naturaleza.
Durante la temporada de venta de pinos en la región de Las Vigas, la población podrá adquirir alguno de los 45 mil árboles que se comercializarán este año, con precios que oscilan entre los 750 y 1,200 pesos.
En Las Vigas, el alcalde José de Jesús Landa Hernández dijo que el año pasado más de 32 mil personas llegaron a la región. Familias que no solo compraron un árbol, sino que también disfrutaron de los sabores de la tierra: mole casero, rajas de chile poblano y quesos frescos.
Esa ola de visitantes, muchos de Xalapa, dejó una derrama económica de 5 millones de pesos. Este año, Landa espera un 20% más, convencido de que la Navidad es buena para todos: para los restaurantes de comida regional, los puestos de artesanías y las pequeñas granjas que surten lácteos a los turistas.
Gerardo Vázquez Alcántara, dueño de Hojas Anchas, no puede evitar sonreír. Hoy, el árbol que cortó representa más que una venta: es el inicio de un ciclo que comenzó en 2013, cuando decidió plantar oyameles en sus tierras.
Gerardo camina entre los pinos, explicando cómo su rancho mantiene un vivero para reforestar después de cada temporada. Habla de ciclos y de equilibrio, de cómo cada árbol vendido significa también la siembra de nuevos ejemplares.
Las familias que llegan a esta región no solo buscan un árbol; buscan una experiencia.
Aquí, los ranchos silvícolas no solo venden pinos, sino también recuerdos. Hay algo especial en caminar por un bosque, elegir el árbol perfecto y compartir una comida con los productores locales.
En Las Vigas, la Navidad no es un concepto abstracto. Es el sonido del hacha que corta el primer pino. Es el olor a comida recién hecha. Es la risa de los niños que corren entre los árboles, mientras los adultos negocian el precio de su pino perfecto.
Aquí, la Navidad no se compra. Se vive. Se siente en el viento frío que baja del Cofre de Perote y en las historias. Este diciembre, Las Vigas invita a todos a ser parte de su bosque y llevarse un poco de su magia a casa.