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En la intersección de la avenida Rafael Murillo Vidal y la calle Santos Degollado, en Xalapa, el semáforo en rojo se convierte en un escenario improvisado.
Allí, Cristina Vázquez y Vladimir Arzate, una pareja de artistas independientes, ofrecen microespectáculos con títeres, sorprendiendo a automovilistas y peatones
Con su "carro de comedias" como escenario móvil, estos titiriteros transforman la espera en una experiencia artística, reivindicando el espacio público y humanizando la ciudad.
¿Qué sucede cuando el arte se encuentra con el tráfico? En una ciudad donde el diseño urbano prioriza a los vehículos sobre las personas, Cristina y Vladimir han encontrado una forma de devolverle el alma a las calles.
Cada vez que el semáforo se pone en rojo, despliegan su escenario portátil y presentan una breve obra de títeres, capturando la atención de quienes esperan en sus autos.
Originarios de Oaxaca y Chihuahua, respectivamente, Cristina y Vladimir han llevado su arte más allá de Xalapa.
Cristina y Vladimir forman parte de agrupaciones independientes como El Elefante Volador y Ese perro está enroscado, comprometidas con el teatro como herramienta de cambio social.
Teatro de títeres en cada alto, la propuesta de dos artistas en semáforos de #Xalapa. En Xalapa, el semáforo en rojo se convierte en un escenario improvisado
— Imagen del Golfo (@imagendelgolfo_) April 25, 2025
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Su trabajo demuestra que el arte puede ser accesible, relevante y transformador, incluso en los lugares más inesperados.
La propuesta de Cristina y Vladimir busca hacer repensar la forma en que los ciudadanos perciben a sus ciudades y la forma en que interactúan en ellas.
Al llevar el teatro a las calles, evidencian que el arte no necesita de escenarios formales para existir y que todos pueden ser parte de la transformación de los espacios públicos. Este es el poder del arte: conectar, inspirar y humanizar.